28/7/14

Lecturas obligatorias

Hace menos de un año Julián Marquina publicó en su blog un post titulado Las bibliotecas de Cataluña ganan por goleada a las de Madrid. Marquina, que es un especialista en marqueting, acudió al lenguaje futbolístico para dar una serie de datos sobre los recursos y el aprovechamiento de esos recursos en las bibliotecas de ambas comunidades. Tal y como le dejé comentado, encontré a faltar un dato muy importante para comprender la situación particular de Cataluña, que es la de las subvenciones al libro en catalán, tanto a la producción editorial como a todos los profesionales (escritores, traductores, editores, etc.) que intervienen. He encontrado en una búsqueda somera en Google y por todo rastro del llamado "Suport genèric a la producció editorial en llengua catalana" (pág. 13) el siguiente párrafo (*):

Es decir, Marquina hacía un despliegue de datos y una exposición chisporroteante pero ignoraba en uno de los dos sentidos de la palabra "ignorar" la existencia del Suport Genèric, y cómo una parte de la dotación del sistema público bibliotecario catalán se ve ¿beneficiado? por este apoyo. Es decir, las bibliotecas reciben muchos libros del apoyo genérico al libro en catalán.Un informe para 2013 nos habla de 404 municipios atendidos (270 bibliotecas estables, 134 bibliobuses), por lo que podemos dar esa cifra como la de los posibles ejemplares que pueden ser distribuidos gracias al apoyo genérico. Otra cosa es cuantas subvenciones puede llegar a acumular un único libro por ejemplo por su traducción, su edición, su apoyo genérico o los premios, que también son objeto de ayudas públicas.
No voy a entrar en otros factores que solo dejo mencionados, el de que se haga un mal uso clientelar de las subvenciones (amiguismo) y cómo estas ayudas sofocan tanto como favorecen el tejido creativo, intelectual y científico (amolondramiento). Simplemente me interesa señalar que de alguna manera las bibliotecas públicas someten sus recursos bibliográficos (libros, vídeos, CDs, etcétera) a criterios que no son estrictamente tener una colección de acuerdo con las necesidades del público lector y sus gustos. Porque habrá que decir además que aunque se subvenciona la creación y la producción, la lectura propiamente dicha -hasta donde yo sé- no se subvenciona. Sin embargo sería injusto no añadir que gracias a nuestras bibliotecas he podido disfrutar de libros que no son asequibles a mi bolsillo, de poesía principalmente, o que ya no están en el mercado.

Es un tema socorrido en los blogs culturales, donde no se trata del clásico tema sobre "La vaca" por razones obvias, un viejo dilema: si las lecturas obligatorias contribuyen a enaltecer la instrucción popular o si por el contrario -dado el espíritu de la contradicción de muchos de nosotros- es contraproducente. Muchos padres y madres podrían aquí explicar aquello de que cuando prohiben algo a sus hijos están condicionando un interés tan paradójico como desaforado. A estas alturas de mi vida aún no sé decir si el intervencionismo y el proteccionismo es de derechas o de izquierdas. Lo que no es es liberal.
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Hace unos días mi amiga Roser Cruells, que se jubiló hace unos pocos años, me envió la ilustración que incluyo en el post. Y pensé no ya en su significado inmediato, que salta a la vista, sino también en la manera en que los fondos de las bibliotecas la mayor parte de las veces tienden a desequilibrarse debido a razones que no siempre tienen una justificación tan trasparente como debemos admitir que sí lo es la del Suport Genèric. Un exceso de libros de apoyo genérico vendría siendo como esos fondos en los que la proporción de donativos indeseados es asumido como única opción a renovar la colección.


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(*) “Apoyo genérico a la producción editorial en lengua catalana. Por bien de continuar el programa de apoyo genérico a la producción editorial en catalán iniciado el 1982, el Departamento aprobó por Orden del 24 de febrero de 1983, las bases que rigieron la concesión de las ayudas, durante el año 1983. Esta Orden establecía que podían optar al apoyo genérico todos aquellos libros que son producidos en lengua catalana por las editoriales con sede social en Cataluña y que se comercializan a través de librerías. Las obras que optan al apoyo genérico han de ser primeras ediciones, tener una tirada mínima de mil ejemplares y contar con una extensión de más de cincuenta páginas, a excepción de las obras de carácter infantil.
El Departamento [de Cultura] adquirió, el 1983, ejemplares de 643 títulos por un total de 52.903.250 pesetas.
Independientemente de este programa de apoyo genérico, el Departament concedió durante el 1983, 88 subvenciones por un valor de 20.552.000 pesetas para ayudar a la publicación de obras científicas y literarias en catalán, a la traducción al catalán de obras escritas en otras lenguas y a la edición de monografías de temática local.” (Llibres en català per tothom)

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