ace un tiempo, el año 2008, me encontré
en una revista de Medicina española el diagrama que muestro a continuación, el cual
pretendía representar las relaciones entre los grupos de una red de
investigación. El esquema iba acompañado por el correspondiente pie de figura
donde venía la leyenda para cada sigla. Digo que se pretendían representar esas
relaciones de cooperación pero habría que matizar el planteamiento, puesto que
seguramente el objetivo del diagrama no era exactamente ese. Si se hubiera
querido representar el entramado de las cooperaciones o su rendimiento, se
hubiera elegido otro tipo de gráfico. Y sobre todo se hubiera buscado una
representación que de un golpe de vista ya permitiera extraer conclusiones, o
tendencias. De manera que hay que pensar que probablemente lo que expresa
el diagrama o lo que trasmite es la complejidad de unos elementos que entre sí
no están organizados más que de alguna forma que ignoramos y que no obedece a
un sistema. También la confusión suele ser un camuflaje, una forma de
enmascarar la inoperancia de algún elemento o de resaltar lo que en realidad no
tiene mucho peso pero que al mostrarse enredado (que no en red) disuade de un
análisis más cercano.
Fig. 1: ¿Complejidad o confusión?
La representación del conocimiento y la
infografía ha producido diagramas y esquemas sinópticos y a veces hipnóticos en
donde lo primero que resulta realzado es que hay una organización de los
elementos. Se supone que hay un primer golpe de vista de por sí fructífero,
pero en realidad atrapa la atención para llevarla a una lectura de cada
elemento y solo después de haber ido al detalle es cuando se puede apreciar la
totalidad. Ocurriría en cierta manera como con "Retrato de Mae West que puede
utilizarse como apartamento surrealista" (Salvador Dalí, 1934-1935), obra que cobra su
sentido o el sentido principal cuando se advierte en su totalidad y no
linealmente.
El infograma de Information is beautiful que también incorporamos muestra,
por contraste con el otro infograma fallido, una organización posible de lo
representado. No tiene por qué ser una representación tipo jardín francés,
simétrica y con arte toparia, sino que en Information is beautiful nos podemos
encontrar diagramas donde predominan recursos del diseño que llevan el típico
gráfico de la columna apilada 3D o el de área a extremos de máxima rentabilidad
iconográfica, al mismo tiempo que incorporan en su máxima expresión el color,
la significación del espacio y toda la artillería de tablas y figuras.
Observemos que en estos infogramas no siempre aparece la animación ni nada que
se le parezca, y eso a pesar de lo tentador que puede resultar en un entorno
tecnológico donde casi todo es factible.
La animación, de hecho, es algo que
cuando nos lo encontramos en medios como la prensa digital, suele ser no ya un
engorro, sino un estorbo o directamente un incordio, algo que interfiere y que
como además suele asociarse a la publicidad acaba por ser evitado en lo
posible. Un exceso de elementos animados y de colorines, así como de tipos de
fuentes, puede ser de gran lucimiento de los recursos tecnológicos, pero desde
el punto de vista de su atractivo y de la legibilidad, deben ser usados
homeopáticamente, esto es, poquísimo. Nos acordamos de los principios de
correo-e en Windows, cuando muchas personas se sentían invitadas a incorporar
la carta de colores y fondos con ángeles, rosas incandescentes o cacahuetes
bailarines.
La confusión de recursos tecnológicos
tiene que ver con una formación informática sin una buena base cultural o del
tema en que se trabaja al menos. Y muchas veces, tal y como intentamos decir,
encontramos en internet plataformas donde hay un despliegue de medios
apabullante -volviendo al primer diagrama- pero que acumula demasiados
estímulos y no favorece la lectura. Cuando las páginas son interactivas y
exigen la participación del lector, es muy frecuente que no se cuente con su
agudeza visual o que se le obligue a manejar el ratón con una pericia y un
empeño que solo pueden mantener las personas que tienen el hombro nuevo.
Pantallas con una letra minúscula, abigarrada, conviven con pantallas
sobreestimulantes que parecen un pinball o una play
station para matar zombies.
Las recomendaciones que se encuentran en
internet sobre cómo hacer una guía para usuarios suelen proceder de la
anglofonía. Las que hay en español en realidad explican como manejar PowerPoint
o Prezi, su alternativa psicodélica para las presentaciones orales. Algunas de
esas guías sobre PowerPoint están en vídeo, cosa que nos sirve como
introducción al tema de la profusión de medios y su permeabilidad y que es muy
típica de la web 2.0. Se dirá que una guía de PowerPoint no tiene porqué
hacerse en PowerPoint, de la misma manera -si se me permite la comparación- que
nuestro manual de la cámara fotográfica está en un CD-ROM y la plancha lleva
una pequeña guía de mano en varios idiomas en papel desplegable. Tal vez en un
futuro la plancha nos hablará o simplemente ya habremos dejado de tener que
planchar.
Del mundo anglosajón es tal vez desde
donde nos vinieron los primeros tutoriales, de la misma manera que ellos nos
aportaron las checklists y otros formatos documentales con los
que convivimos hoy en día como si toda la vida hubieran estado entre nosotros.
Y verdaderamente lo que más abunda en internet sobre guías de usuarios
está en inglés. Son los How to... Sobre las
principales recomendaciones de esas guías es sobre lo que versará la segunda
parte de este post.
Infografía
de Information
is beautiful (Left vs. right world)
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