8/8/09

Ser y tener

Être et avoir (tráiler)

“El Señor es mi pastor; nada me falta.
En verdes praderas me hace reposar: me guía a arroyos de aguas tranquilas.”
Salmos, 23:1-2

Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.
Luís de Camões, Verdes são os campos
*
Être et avoir (Nicolas Philibert, 2002) es una película sobre una escuela rural y única –con niños entre 4 y 12 años- en la Auvernia francesa. El tráiler nos muestra la despedida el último día de clase antes de las vacaciones de verano y como los niños besan al profesor, López. Tal y como se están poniendo las cosas de la gripe H1N1, y a la vista de la campaña del Colegio Oficial de Médicos de Madrid (“No beses, no des la mano, di hola”), la forma de despedirse de “Ser y tener” resultaría hoy mismo un poco imprudente o insensata y más en el medio escolar. A pesar de que en mi pleistoceno inferior nunca se dieron ese tipo de confianzas entre nuestros profesores y nosotros, los alumnos, la escena me parece bonita y elocuente por sí misma.
La uso para introducir dos asuntos. En primer lugar el aviso de mis cortas vacaciones, que este año pasaré entre Barcelona y Nueva York. Y con eso no quiero decir que estaré en un punto indeterminado del Océano Atlántico. No, lo que quiero decir es que pasaré parte de mis vacaciones en Barcelona y parte en Nueva York. En segundo lugar, con el magnífico vídeo de “Ser y tener” pretendo introducir de una manera atractiva el tema de hoy, homónimo. Ser y tener, that’s the question.
En cuanto al tener lo que se dice tener, hoy oí en la radio que el presidente del Parlament de Catalunya tiene en su iPod cosa de 6000 canciones. No soy capaz de hacerme una idea de lo que representa ese número, se me desdibuja el alcance. Un poco me pasa como en los primeros tiempos de la instauración del euro o neuro, cuando las cifras resultaban bastante desconcertantes. No sé cuantos boleros hay en el mundo, desconozco el número exacto de las obras de Mozart (a pesar de que las catalogó todas Köchel) y de todas las versiones que ofrecen las discográficas. Sé que la oferta es inmensa. Hoy también oí en la misma emisora donde oí lo del iPod de Benach un cd de “Sonido amazónico” de un grupo llamado Chicha libre, que ofrece una música que fusiona la cumbia peruana y el estilo spaguetti western con letras en francés. Así dicho podría sonar a Manu Chao o a Renato Carotone, pero no. En fin, el caso es que lo que pueda tener Ernest Benach en su iPod no me interesa demasiado, entre otras razones (tengo varias) porque probablemente ni siquiera se lo habrá descargado él mismo o lo habrá hecho en grandes bloques. Servidora tiene puesto en el driver de un DENON que me compré el año 1991 un CD original con las Gymnopédies de E. Satie desde hace cosa de 5 meses. Pondría otro disco, que tengo bastantes, pero ¿para qué? Cuando quiero oír algo diferente sintonizo un transistor pequeño que tengo, que va con dos pilas AAA o doy tumbos por Youtube. Podría ampliar estos datos, pero lo que ahora me parece verdaderamente interesante destacar es el asunto de la acumulación o acopio de información, de registros, de libros, de colecciones, de lo que sea. Tener, that’s the question. Supongo que eso también va con la manera de ser y que en definitiva es posible que haya gente que pasa más tiempo recopilando y “bajándose” música, vídeos, etcétera que disfrutando de lo que ha conseguido. Probablemente si algo tiene de distintivo nuestra época es que hay personas que no pueden disfrutar de lo que tienen.
Paralelamente a la anécdota de Benach, está la del blog de Jordi Hereu, el actual alcalde socialista de Barcelona, que nos cuesta cosa de 315.000 euros al año [el blog], según reveló un concejal de Convergència i Unió el pasado mes de junio. Los que por aquí estamos ya sabemos que un blog no tiene por qué costar ni un duro (un duro son 5 pesetas, que vendrían a ser 0,03 euros) y que, en principio, por definición, debería ser algo personal. Me atengo al artículo de la Wikipedia sobre los blogs y las bitácoras. Así que el alcalde tiene un blog, pero cualquiera puede pensar y creer y tener para sí que lo más seguro es que poco o nada interviene en lo que aparece en él, que lo hace todo ICB, la empresa de comunicación e imagen del Ayuntamiento.
Independientemente de si el blog es atractivo, útil y operativo o no lo es, que yo creo que no lo es, lo que me tiene a mal traer de estos blogs y otros parecidos es además del dinero público que cuestan, lo mucho que desvirtúan y desacreditan un instrumento de comunicación tan válido como es una bitácora. Así que a partir de este preciso momento, este blog va a referirse al del alcalde, si es que se refiere alguna vez de ahora en adelante, como la web del alcalde. Una vez hecha esta “desambigüación”, es cuando podemos decir que en general en los blogs pesa más el “ser” mientras que en las webs, sobre todo las institucionales, las que son como escaparates, pesa más el “tener”.

Y, por otra parte, de la misma manera que en los principios de la imprenta lo que se reprodujeron fueron mayormente biblias y libros que no aportaban ninguna innovación al panorama existente, de la misma manera a veces internet no aporta ninguna novedad substancial a lo que ya teníamos con otros soportes más limitados y costosos. Aporta las facilidades de la tecnología, que no es poco, pero yo estoy esperando a poder ver frutos propios de la red (aparte de los trolls, claro), como las wiki, que de momento se usan sólo en algunos niveles de la enseñanza.

Claro que en otro orden de cosas, nos pasa como a Julio Sieiro, amigo que traté hace unos años, a quien le perdí la pista, que escribió una canción en la que decía “no tienen lo que quiero en El Corte Inglés”. Por eso escribo un blog.
Bonnes vacances!

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