17/8/14

Entrevista a Teresa Mas Vilardell

Teresa Mas Vilardell (Mollet del Vallès, 1953) ha trabajado en el Hospital de Sant Pau desde el año 1980. Tuve ocasión de conocerla el año 1982 durante mis prácticas de biblioteca especializada en el Hospital de Sant Pau cuando aún era estudiante. Desde entonces he venido siguiendo su trayectoria profesional y humana, y su interés me decidió a proponerle una entrevista para este blog precisamente ahora, cuando está felizmente prejubilada.
He considerado del mayor interés acoger sus palabras tal y como Teresa las ha trasmitido, sin interferir en su expresión y extensión porque todo es importante.
Si acaso me gustaría poder trasmitir todo cuanto el tiempo aparentemente ha borrado pero que persiste en la memoria de algunas personas y en lo más profundo del corazón. Abandono ese empeño porque confío en que las palabras de Teresa Mas, tan cargadas de razón y de reflexión, de experiencias, transferirán sin más una forma de trabajar y de estar en el mundo honesta y responsable.

Teresa Mas Vilardell

Se podría decir que has pasado gran parte de tu vida en “los tres hospitales de Sant Pau”: en el actual, que se empezó a construir el año 2000, en el modernista  y hasta en el medieval, el de la Santa Creu. ¿En qué año empezaste a trabajar en el Hospital de Sant Pau? ¿Cómo fue que llegaste al Hospital?
En el Hospital de la Santa Creu medieval se encontraba la Escuela de Biblioteconomía y Documentación, donde realicé los estudios de bibliotecaria, cuando ya estaba trabajando en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau modernista. Entré a trabajar como administrativa en el año 1980. Estaba terminando magisterio en la UAB, pero un desenlace familiar me obligó a buscar trabajo, y una amiga que trabajaba en el Hospital, entregó mi currículum en el Departamento de Personal y me avisaron. Hice  un  examen y me llamaron para hacer sustituciones, comencé en un departamento de administrativos/as polivalentes que íbamos a cubrir cualquier baja del estamento de Administración que se producía en el Hospital: tanto podíamos cubrir una recepción ambulatoria, como una secretaría, o un archivo. En aquel tiempo cada Servicio tenía su propio archivo de historias clínicas, así que nunca sabías adonde te tocaría trabajar al día siguiente. Por las mañanas acudíamos a nuestro servicio y una coordinadora nos decía donde teníamos que ir a trabajar. Cubríamos todos los turnos de urgencias y lo mismo podíamos trabajar de mañana, como de tarde o de noche. En una de estas ocasiones me tocó hacer una sustitución en la  Biblioteca médica del Hospital y conocí a Roser Cruells que era la bibliotecaria, y me gustó el trabajo, así que decidí empezar la Diplomatura de Biblioteconomia y Documentación. En aquel tiempo era fácil quedarse fijo en las empresas, y cuando se jubiló la auxiliar de biblioteca, la Sra. Conchita, yo me quedé en su lugar, abandonando la idea de ser maestra, aunque terminé los estudios.

¿Qué recuerdos tienes de esa época en la Biblioteca del Hospital?
Esta época, la que permanecí en el Hospital modernista, que fue desde 1980 hasta el año 2000, es la que recuerdo con más cariño, empecé en la biblioteca médica cuando las nuevas tecnologías de la información empezaban sus primeras irrupciones en el mundo del papel. Teníamos los típicos catálogos de fichas, el de materias y el de autores. La herramienta fundamental de la Biblioteca era el INDEX MEDICUS, producido por la Nacional Library of Medicine de Estados Unidos. Fue todo un logro cuando conseguimos la subscripción del Cummulated Index Medicus, es decir,  el acumulado de todo lo que se había publicado en un año en las principales revistas científicas del ámbito de las ciencias de la salud. También contábamos con una buena colección de revistas médicas, por supuesto todas en papel, y se conservaba un fondo històrico de estas revistas bastante importante.
Al principio se realizaban todas las búsquedas bibliográficas de forma manual. Recuerdo que las primeras mesas de la biblioteca estaban siempre ocupadas por los gruesos volúmenes del Index Medicus que llegaban puntualmente cada mes. Por la tarde se guardaban en las estanterías y al día siguiente a media mañana ya volvían a estar esparcidos por las mesas. Las búsquedas las realizábamos tanto las bibliotecarias como los propios usuarios. Era muy laborioso, bajo los encabezamientos temáticos (MeSH) se tenía que ir seleccionando los artículos pertinentes, comprobar si estaba la revista en la biblioteca y, si no estaba, solicitarla a otro centro.
Otra obra de referencia importante en nuestro ámbito era el Current Contents de Filadelfia, producido por el Institute of Scientific Information, bajo la dirección de Eugene Garfield. Había un  auténtico y fiel seguidor de esta publicación, el Dr. Enric Gimferrer (que en paz descanse), que le llamaba el Correm Contents (“Corramos contentos”). Cada semana acudía, sin faltar a su cita, para ver las novedades y automáticamente pedir la  separata al propio autor.  Teníamos unas tarjetas específicas para ello, y en bastantes ocasiones el autor contestaba facilitando una separata de su artículo, si estabas entre los primeros en solicitarlo.

El Current Contents y el Science Citation Index son los precursores de la Web of Knowledge, que ahora pertenece a Thomson Reuters.
Sí, y la Excerpta Medica era otra obra de referencia de resúmenes o abstracts importante, de ámbito Europeo, de la editorial Elsevier, de Ámsterdam. Ya era muy cara en aquel tiempo y sólo conseguimos las subscripción de una o dos especialidades médicas, ya que se podían adquirir por separado.

¿Había mucha afluencia de usuarios?
La biblioteca médica estaba localizada de forma estratégica en el centro del recinto del hospital modernista, en el Pabellón del Convento, lo que facilitaba mucho su acceso a los médicos, ya que les venía de paso tanto cuando  iban al comedor, a hacer interconsultas o bien venían ex profeso a buscar  alguna información. El espacio que ocupaba la biblioteca era sumamente acogedor, con mucha luz, plantas y unos sillones confortables que invitaban a la lectura, había sido el refectorio del Convento, y en la sala de lectura se podía apreciar un bonito púlpito, desde donde las monjas habían escuchado las plegarias mientras comían. Era todo un lujo poder trabajar en un sitio así. Y me siento muy afortunada de haber pasado 20 años de mi actividad profesional en este lugar.

¿Puedes hablarnos de los primeros años de las TIC? ¿Cómo lo viviste?
Recuerdo especialmente las primeras transformaciones importantes que marcaron el día a día de nuestro trabajo, como fue la implementación de la Teledocumentación. En aquel tiempo,  los pioneros fueron Tomàs Baiget y Vicenç Melendez del Institut d’Estadística de Catalunya, con sede en la Escola Industrial. Se trataba de un sistema de acceso a través de un módem de 1200 baudios, los más rápidos,  conectado a una línea telefónica que por vía analógica se comunicaba con un host o distribuidor de diferentes bases de datos. Es decir los voluminosos números del Index Medicus en papel, pasaron a poderse consultar en línea, y de forma electrónica,  y se obtenían los resultados de manera inmediata ¡Fue toda una revolución!
Era cuestión de ponerse al día y tuvimos la suerte de poder contar con la ayuda inestimable de Tomàs y Vicenç, que nos asesoraron mediante cursos de cómo hacer las búsquedas bibliográficas y siempre resolviendo las dudas o problemas que se nos presentaban.
Además organizaron unas tertulias periódicas,  las “tertulias terminaleras” que consistían en reunir a los distintos profesionales de las bibliotecas y centros de documentación, laboratorios farmacéuticos, que hacíamos las búsquedas bibliográficas “online”, en línea, para discutir las novedades y cuestiones prácticas que nos ayudaban a mejorar nuestras búsquedas.
Estas reuniones, que se celebraban de forma periódica, mensualmente,  en las distintas instituciones en las que trabajabamos, eran muy motivadoras y muy logradas. Siempre combinaban los aspectos técnicos que eran tratados con seriedad y rigor con otros lúdicos que consistían en organizar salidas culturales. Recuerdo especialmente una salida que se organizó a la Feria de Abril de Sevilla en que se contrató un vagón entero de tren para el viaje, además de los cursos previos de sevillanas que se hicieron para no desentonar en las casetas de la Feria.
Fue el embrión de lo que más tarde sería la SOCADI, Societat Catalana de Documentació. Había mucho interés por parte de todos los profesionales que estábamos en las distintas bibliotecas de hospitales e instituciones sanitarias y laboratorios farmacéuticos, para estar al día y poder ofrecer todas las ventajas que comportaban la implementación de las TIC, a nuestros usuarios.

¿Qué te dice el número 435 90 81? Yo aún me acuerdo de este teléfono porque lo usaba a menudo, cuando apenas había un ordenador y un fax en las bibliotecas, no en todas.  Recuerdo que teníais un Apple II o III cuando yo hice mis prácticas en la vuestra, a principios de los ochenta. Era un modelo compacto, con una pantalla de fósforo, verde.
Recuerdo especialmente cuando conseguimos adquirir un fax. Fuimos el primer departamento en todo el  Hospital en tenerlo y todos quedaban maravillados de ver como aparecía hoja tras hoja, un artículo entero, aunque el tipo de papel, un rollo de papel térmico especial en aquellos tiempos, era bastante incómodo.
El número de teléfono 435 90 81 no dejaba de sonar. Tuvimos que pedir otra línea específica para el fax. Fíjate si teníamos intercambio de artículos por el SOD, Servicio de Obtención de Documentos, que años después de dejar la biblioteca del Hospital y ya en la Biblioteca Laporte, el químico que tuvo la suerte de heredar este número, estaba desesperado pues no paraba de descolgar el teléfono de llamadas que eran para la biblioteca. Esto duró años, y yo miraba de no tropezar con el por los pasillos, ya no sabía que decirle, pues por lo visto las circulares que enviamos para informar de los cambios no llegaron a todos los implicados.
Esta fue una época, quizá la mejor para mí, ya que te sentías muy útil y a la vez protagonista de todos los cambios tecnológicos que íbamos descubriendo, al mismo tiempo que trabajábamos codo con codo con los usuarios de  la biblioteca, que tenían que explicarte lo que buscaban y tu hacías de puente para lograr este objetivo. Se aprendía mucho: igual hacías búsquedas bibliográficas para tesis doctorales, como buscabas información sobre patologías concretas de pacientes ingresados en el hospital. Se daba una muy buena relación profesional.
También en esta época, a finales de los años 80, se vivieron experiencias profesionales colectivas importantes, me refiero a la Coordinadora de Documentació Biomédica. Se consiguió hacer un catálogo colectivo de publicaciones periódicas de la mayoría de bibliotecas médicas de Catalunya, constituyó una gran herramienta para poder intercambiar artículos, y organizar un buen servicio de obtención de copias de documentos originales.
Había mucha colaboración entre las distintas bibliotecas de hospitales, instituciones como la Academia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears, Universidades y laboratorios farmacéuticos.
También tuvieron lugar las Primeras Jornadas de Documentación Biomédicas, organizadas por Fanny Ribes de Santander del Hospital Marqués de Valdecilla. Las  Segundas se organizaron en Barcelona, y así se inició un nuevo ciclo de intercambio de experiencias y conocimiento a nivel nacional.
Poco a poco empezamos a asistir a los congresos internacionales que se organizaban tanto a nivel europeo como americano.

¿Qué es lo que más te gustó de cada etapa de tu quehacer profesional, y lo que menos?
Te sentías muy protagonista de tu trabajo. Normalmente eras la primera persona que explicaba a los usuarios los nuevos adelantos que iban ganando terreno:  el fax, el CD-ROM, el correo electrónico, Internet. Recuerdo a una doctora, que cuando nos encontramos por los pasillos del Hospital, todavía me dice: “tú fuiste la primera que me explicaste qué era el correo electrónico”. Como recuerdos halagüeños también están presentes cosas como encontrarte en una casa de turismo rural, alejada del mundanal ruido,  a un médico  que me dijo, “nos conocemos…”. Estaba muy agradecido por la ayuda en la búsqueda de bibliografía para su tesis doctoral.
También la autonomía en el trabajo, quizá demasiada, y eso merece una explicación.  No tenía hora de plegar. Disfrutaba con lo que hacía, me sentía muy motivada. Luchabas para conseguir implantar todos estos avances en la biblioteca, con iniciativas muchas veces un  poco atrevidas. Por ejemplo  recuerdo la idea de pedir ayuda a la industria farmacéutica para la adquisición de una red local de CD-ROM para consultar el Medline, que finalmente se llevó a cabo.  El presupuesto del hospital no siempre daba para muchos dispendios.
Era un aprendizaje constante: asimilar las innovaciones que iban apareciendo e intentar aplicarlas y hacerlas accesibles a los usuarios de la biblioteca.

Si pudieras, ¿cambiarías algo de lo que tú hiciste o no hiciste?
Si, yo creo que me creía demasiado responsable de que todo funcionara bien en la biblioteca, y en el fondo estaba muy sola, no había una auténtica Comisión de biblioteca, donde consensuar los cambios, tener mucho más apoyo para negociar con gerencia, trabajar más en equipo y que las decisiones se tomaran colectivamente.
El cambio de siglo, la entrada en el año 2000, fue tremenda, para mí. Quizás fue un preludio de toda esta situación de crisis, recortes, desmantelamiento de la sociedad del bienestar, en las que estamos actualmente inmersos.

¿Cuándo empezó a funcionar la Fundació-Biblioteca Josep Laporte?
La Biblioteca del Hospital cerró  sus puertas creo que en marzo-abril del año 2000 para trasladarse a la Casa de Convalecencia y empezar una nueva etapa en la Biblioteca Josep Laporte , que se inauguró en el mes de mayo de ese mismo año.
La Biblioteca Josep Laporte era un proyecto de fusión de tres bibliotecas médicas, la de la Academia de Ciencias Mèdiques de Catalunya i Balears, convertida en el Centre de Documentació Mèdica de Catalunya, la del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, y la biblioteca de Medicina de la Unitat Docent UAB en Sant Pau, la única, en mi opinión, que salió beneficiada de este gran montaje.
Al inicio del siglo, las publicaciones periódicas, habían ya aparecido en formato digital y los precios se habían disparado -para poner un símil- como se dispararon los precios de las viviendas.  En aquel entonces, también hacían falta unas buenas inversiones en las infraestructuras de las bibliotecas para modernizarse y ponerse al día. Creo que nos encontrábamos delante de una encrucijada en la que unos más que otros (a nivel institucional) no estuvieron, o no estuvimos, a la altura de buscar las soluciones más adecuadas.
A mi entender, el proyecto de la Biblioteca Josep Laporte surgió como una necesidad de dar salida a los problemas que presentaban las distintas bibliotecas que se fusionaron. Por un lado la Biblioteca donde yo trabajaba, la del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, tenía que buscar una nueva ubicación, ya que donde estábamos tenía que ubicarse la Fundación de Investigación Cardiovascular del CSIC. También había en perspectiva la construcción del nuevo hospital. Por otro lado había la Biblioteca de la Unitat Docent de la UAB, de los estudiantes de Medicina, que merecían algo más digno que las salas de estudio que utilizaban como biblioteca. Y por último estaba el Centre de Documentación Mèdica de Catalunya que era la biblioteca de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears, con un importante fondo histórico, en la encrucijada de mantener los incrementos astronómicos que suponían los presupuestos de la biblioteca y por otro lado ante la carencia de un proyecto de continuidad del propio centro documental.
Las instituciones optaron por una salida “tapadera” que no podía conducirnos a buen puerto. De entrada, el edificio destinado a la nueva Biblioteca Josep Laporte era pequeño. Los fondos bibliográficos provinientes de las distintas bibliotecas, no cabían en el edificio destinado de la Casa de Convalescència dentro del recinto del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, y por tanto tuvimos que organizar el traslado a partir de los años 1980. Todas las colecciones de publicaciones periódicas más antiguas se perdieron. También sucedió con los libros: que se trasladaron sólo los más actuales, ediciones de los últimos 10 años.

Ahora cuando necesitas un artículo "antiguo" (anterior a los años 80 o 90) tienes que recurrir a las bibliotecas de Madrid, generalmente
El proyecto de la biblioteca Josep Laporte, entre otras decisiones cuestionables, estableció una división irracional i contra natura entre biblioteca presencial (papel) y biblioteca digital, como dos proyectos dentro del mismo proceso de fusión, cuando en la realidad no iban separados. Todas las bibliotecas tienen un fondo bibliográfico en papel y otro digital que conviven, como en la misma sociedad que  tenemos y convivimos con distintos soportes de la información en papel y digital. En definitiva, los resultados al cabo de un año, en el 2001, fueron el abandono del proyecto por parte de la Acadèmia de Ciències Mèdiques con el correspondiente despido de las dos bibliotecarias a su cargo. Y más tarde , en el año 2006, mi traslado otra vez al Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, argumentando que no se podía renovar el convenio con la UAB, yo y el ordenanza de la anterior Biblioteca de Sant Pau. Ya no éramos necesarios.
Fue un momento muy frustrante para mí, ver como se perdían todos los conocimientos acumulados, toda la formación continuada realizada, de los distintos profesionales de las bibliotecas médicas, todos los esfuerzos por mantener unos servicios de información a la altura de las necesidades de los usuarios, y todo el fondo histórico bibliográfico importantísimo que tanto había costado custodiar y mantener, destruído en un plis-plas, sin ningún tipo de reacción social.

¿Piensas que tiene alguna importancia saber de donde venimos para entender hacía donde vamos?
Pienso que es básico, y de ahí que muchas veces se intente borrar todas estas huellas que nos pueden ayudar a entender el presente para proyectar el futuro. En nuestro caso en concreto,  creo que los investigadores que realicen trabajos sobre  historia de la medicina tendrán muchas más dificultades, actualmente, para encontrar trabajos originales en nuestras bibliotecas, tendrán que recurrir a otras bibliotecas del extranjero, donde afortunadamente siguen conservando estas fuentes de información. Otra cosa es la producción bibliográfica local, que se ha perdido definitivamente, esto si que ya no se podrá recuperar.

¿Se te ocurre alguna mejora? ¿Qué es lo que nos falta tecnológicamente hablando? ¿Qué es lo que nos sobra, si sobra algo?
Como todo en la vida: sentido común, ser consecuentes y consistentes, valorar los contenidos, tener una información organizada y que sea de utilidad, por eso creo que el papel de los bibliotecarios y/o documentalistas cobra mayor relevancia actualmente. Pienso que los bibliotecarios ejercen un papel muy importante, de puente, entre todos esos enormes volúmenes de información circulantes en las redes y los usuarios finales. Al menos ésta era la impresión que yo tenía cuando dejé de ejercer de bibliotecaria, y me aparté del mundo de las bibliotecas. También creo que eran muy útiles los cursos de formación que se hacían a los usuarios, sobre el funcionamiento y consulta a bases de datos, como PubMed, por ejemplo.

¿Te gustaría añadir algunas palabras?
Sí. Sobre la etapa final de mi vida laboral, que ha transcurrido en un área de ensayos clínicos, quizás la más dura, aunque con final feliz. Ahora estoy prejubilada y muy contenta de poder disponer de un 75% de mi tiempo laboral que puedo destinar a vivir mi vida, y tener la oportunidad de hacer aquello que siempre he querido hacer, pero que por falta de tiempo, siempre quedaba aparcado.
Destacaría el cambio al que tuve que enfrentarme cuando tuve que dejar atrás lo que había sido toda mi dedicación profesional y empezar de nuevo en un ambiente totalmente distinto y muchas veces adverso. Tener que gestionar emociones de frustración, impotencia, rabia y enfrentarme a una situación nueva de relaciones humanas, nada fáciles, que requieren todas unas habilidades, que no nos enseñan en la escuela y muchas veces tampoco te transmite el entorno familiar, sencillamente por desconocimiento. Me refiero al mundo de las emociones. Por eso decimos “no es tanto lo que te ocurre sino como vives lo que te ocurre”. Creo que es muy importante aprender y profundizar, sobre este tema, cuanto antes mejor, ya desde niños,  es todo un aprendizaje de vida.


Muchas gracias por todo lo que llevo aprendido contigo y por concedernos estas palabras.

Biblioteca de Catalunya, en el Antic Hospital de la Santa Creu. Foto: Josep Renalias (Creative Commons)
Convent del Hospital de Sant Pau. Foto: Luidger (Creative Commons). La biblioteca ocupaba el ala izquierda.
Hospital de Sant Pau actual (Foto: Internet: Jan T De Pourcq)

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18 comentarios:

Eulàlia Grifol Clar dijo...

En la entrevista, Teresa Mas Vilardell de una forma reflexiva e inteligente nos recuerda sus comienzos como bibliotecaria de ciencias de la salud, sus retos y logros, la esencia de las bibliotecas médicas de entonces desde la adaptación a los primeros cambios tecnológicos hasta la actualidad.
Una adorable entrevista que evoca recuerdos, que refleja el compromiso de Teresa por las buenas prácticas profesionales y por supuesto su calidez humana.
Gracias Marta por tan buen documento escrito y gracias Teresa por prestarte a ello.

Anónimo dijo...

La entrevista a Teresa Mas nos trae, a los que llevamos muchos años trabajando en las bibliotecas de ciencias de la salud, muy gratos recuerdos. El nombre de Roser Cruells, una de las primeras profesionales de nuestra área, las excelentes iniciativas de la Coordinadora de Documentación Biomédica de Catalunya, así como la descripción de las diversas vivencias que se repitieron en muchas bibliotecas de la salud españolas, el Index Medicus, la llegada de los Cd-Rom, la elaboración de los primeros catálogos colectivos…. Además de estos gratos y buenos recuerdos, es la primera vez que alguien hace una reflexión sobre el desmantelamiento de las que fueron sin duda las grandes bibliotecas sanitarias españolas, me refiero a la de la Academia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears y la biblioteca del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. El despido de unas excelentes profesionales y la pérdida de uno de los fondos sanitarios más importantes de España fueron las consecuencias y todo ello para un proyecto que se quedó sin ningún contenido, me refiero a la Biblioteca Josep Laporte. Las palabras de Teresa nos deberían hacer reflexionar.
Mi más grato reconocimiento a Teresa Mas y a todas las excelentes compañeras (Isabel Astals, Marta Domíngez Serra, Nuria Terradas, Ascensión Zubiri, Jordi Serrano, Viry Santamaría…y otras muchas compañeras más), que durante muchos años nos abrieron el camino y fueron un referente para las bibliotecas de ciencias de la salud en otros puntos de España.

Carlos González Guitián, desde una húmeda y verde Galicia a mis buenas compañeras de Catalunya.

Anónimo dijo...

Gracias Teresa, por traernos al presente tan entrañables recuerdos a través de esta maravillosa entrevista que tan bien ha sabido exponer nuestra querida Marta. Entrañables recuerdos sí. Tiempo de cambios importantes, de compañerismo, de entusiasmo y, también, de grandes dificultades. Con tu buen hacer, gran humildad e inteligencia, siempre has sabido y has querido ayudarnos poniendo de manifiesto tu entusiasmo e interés para que quien acudiese a ti no se sintiese desfallecido en la lucha por seguir adelante con la dificultad que los cambios, que se estaban llevando a cabo, suponían para todos.
No mencionas las grandes dificultades y reveses que recibiste por mantenerte coherente y fiel a todo lo que "aquellos cambios" representaron.
Tu actitud te honra y nos hace comprender la importancia que tiene, para cada uno de nosotros, quedarnos con el recuerdo de las cosas buenas.

Gracias también a ti, Marta, que has expresado con gran acierto lo que Teresa ha tenido a bien comunicarnos.

Ascensión Zubiri
(Muy emocionada destrás de mi ordenador de "jubilada")

M. Domínguez Senra dijo...

Muchas gracias, Eulàlia, Carlos y Ascensión. Esta especie de encuentro virtual entre los presentes, la entrevistada, los mencionados, ha sido una especie de viaje en el espacio y en el tiempo. Todas las participaciones muy acertadas y gratificantes.

Anónimo dijo...

Excelente "entrevista" que nos ha hecho en pocos minutos volver a vivir momentos que por las prisas y vértigo de las actuales, habíamos olvidado. Un buen microrrelato de la historia reciente de las actuales bibliotecas de ciencias de las salud en Esapaña, que con las consabidas dieferencias, todos vivimos más o menos de la misma manera.
Montaña Vivas

M. Domínguez Senra dijo...

Hola, Montaña. Si hubiera podido hacer la entrevista a otras personas en las que estoy pensando, no la hubiera planteado igual y como es natural habría obtenido respuestas con muchas convergencias y alguna divergencia, especialmente en el sentir. Ese es el interés, si lo tiene, de las entrevistas.
Quería que las personas que no han tenido la buena suerte de conocer a Teresa, supieran algo de su forma de ser. También perseguía lo que que observado Carlos González Guitián, que se diera una explicación del desmantelamiento de dos bibliotecas importantísimas cuya ausencia es ahora irreparable: la Biblioteca del Hospital de Sant Pau y la de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears. Y quien mejor podía/quería dar esa pequeña explicación era Teresa, estoy segura.
Agradezco mucho tu lectura y tu comentario, muchas gracias.

Teresa Mas Vilardell dijo...

Quiero agradecer todas vuestras aportaciones que estos días estan convirtiendo este lugar en un punto de reencuentro, que no por virtual, menos intenso y entrañable, también agradecer a Marta Domínguez su ofrecimiento, diseño y publicación de esta entrevista.
Un abrazo muy fuerte y hasta siempre!!!!
Teresa Mas

Anónimo dijo...

Gracias por la entrevista tan sincera. donde nos ofreces una pincelada de la evolución de las bibliotecas médicas en España. No he tenido el placer de conocer a Teresa personalmente pero recuerdo el Catálogo Colectivo de la Coordinadora de Bibliotecas Medicas de Cataluña que tal útil era en esos tiempos de trámites impresos para localizar y obtener documentos. Todo un ejemplo de profesional convencida y entregada a sus usuarios, que ha sufrido el desinterés y la ignorancia de la Administración. Me alegra que hayas recuperado tu vida y la disfrutes. Enhorabuena
Carmen S Ardila

M. Domínguez Senra dijo...

Muy acertado y bonito tu recuerdo del Catàleg, Carmen.
Teresa es muy elegante. Y apunta maneras, fíjese en el fondo de su foto: botifarra, escalivada,...
Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

El relato de Teresa nos emociona al recordar lo que fue los inicios de las bibliotecas en Ciencias de la Salud en Catalunya. Sus palabras manifiestan la pasión y colaboración con la que trabajamos todos los bibliotecarios/documentalistas en beneficio de los usuarios, nuestra razón de ser.
Gracias Marta. Gracias Teresa. Excelente entrevista.
Viry Santamaría

M. Domínguez Senra dijo...

Gracias a ti, Viry.
Los usuarios son lo primordial, Viry. Leí un día en un artículo sobre los catalogadores que en EEUU sugerían sacarlos de tanto en vez a hacer atención al usuario para que tocaran la realidad, y a los referencistas meterlos a catalogar para que supiera buscar mejor conociendo las técnicas de los indexadores. A los bibliotecarios también nos viene bien ser usuarios. La inversa no sé, no sé.
A título de anécdota, recuerdo que una vez volviendo con Teresa de Castellterçol, donde habíamos pasado el día con Roser Cruells y su familia, me llevó en su coche hasta Barcelona. Y en la carretera recogimos un hombre que hacía autostop. Resultó que era un médico de su hospital. No sé si se acordará ni si cree en algo parecido a la predestinación (!)

Eva Román dijo...

Apreciada Teresa;
Gracias por compartir tus vivencias de esta forma tan sincera y honesta. Tu relato me ha permitido recordar otros tiempos en los que aunque o disponíamos de tantos avances tecnológicos, si que fomentábamos más las relaciones humanas. Tengo recuerdos muy buenos de cuando iba a estudiar a la biblioteca después de las clases en la EUI de Sant Pau y siempre te estaré agradecida por tu ayuda y tu buen hacer. Disfruta de tu nueva etapa,
Un petó
Eva

Anónimo dijo...

Sí, Eva, creo que fueron unos tiempos muy especiales en muchos aspectos tanto a nivel humano como a nivel científico, me acuerdo mucho del Dr. Caralps que realizó el primer trasplante de corazón en España, de los médicos residentes que solicitaban como primera opción el Hospital, y podríamos hacer una larga lista, pero sobre todo era nuestro hospital, que todavía seguimos llevando en el corazón
Un fuerte abrazo,
Teresa

Anónimo dijo...

No he treballat amb la Teresa, però com bona amiga q soc, voldria afegir el seu entusiasme per tota la feina q ha pogut realitzar a l'Hospital de Sant Pau i en concret a la Biblioteca. Les aportacions per integrar les noves tecnològies i les ganes d'anar avançant constanment. Crec q l'hospital perd una gran treballadora, però ella seguira avançant amb el temps pq les seves ganes d'aprendre son infinites.
Molt bona entrevista, i un gran reconeixament a la feina ben feta.
Teresa segueix com fins ara i sigues molt feliç. Rosa

Anónimo dijo...

Gràcies, Rosa.
Teresa

Anónimo dijo...

Muchas gracias Teresa por compartir tu experiencia personal y profesional en Sant Pau. Ha sido muy interesante leer todo lo que has contado.
A pesar del poco tiempo de conocerte pude apreciar tu calidad como persona y como profesional.
Te deseo todo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida! Espero que unos años también nos la puedas contar ;)
Claudia E. Delgado

Teresa Mas Vilardell dijo...

Gracias a ti Claudia y espero tener la suerte de poder compartir con todos vosotros unos cuantos veranos más!!! Un abrazo

Vicenç Meléndez dijo...

Vaja! Moltes gràcies, Teresa, per recordar aquell temps pre-Internet.
Salutacions!

Vicenç,